El aire está constituido mayoritariamente por nitrógeno (78%) y oxígeno (21%). Del 1% restante el gas más abundante es el argón. El dióxido de carbono apenas representa el 0,036%.
Pero el aire nunca está completamente seco y limpio. Contiene una cantidad de vapor de agua y pequeñas partículas en suspensión, llamadas aerosoles, que pueden ser de origen natural, como el polvo levantado por el viento, la sal marina o las emisiones volcánicas, o pueden deberse a actividades humanas, por ejemplo el hollín producido por la quema de bosques y rastrojos.
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